Hablar de educación en México, implica adentrarnos en un derecho básico que todo ser humano tiene, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, impone al estado la obligación de garantizar la educación inicial, preescolar, primaria, secundaria, media superior y superior.
En otras palabras, al ser la educación un derecho fundamental, se vuelve, como se ha referido, una obligación del estado mexicano, el garantizar el libre ejercicio de ese derecho, atendiendo todas las aristas que el mismo artículo tercero constitucional establece, siendo estas las siguientes:
Obligatoria: principalmente cuando se habla de educación básica, que se encuentra compuesta por la inicial, preescolar, primaria y secundaria, misma que se complementa con la educación media superior, también considerada como obligatoria.
Pero ¿será solo obligatoria para el estado?
Debemos tomar en consideración que, la obligación a la que hace referencia el artículo tercero de la CPEUM alcanza, en primer lugar, a los niños, niñas y adolescentes, que deben poner su máximo esfuerzo para atender sus actividades escolares; pero también a los padres y madres de familia que, en muchas ocasiones limitan las capacidades que, quienes se inician en el mundo de la educación llegan a demostrar.
Así es, somos los padres de familia quienes evitamos que los niños, niñas y adolescentes, puedan explotar sus diferentes talentos, pues comúnmente, frenamos sus sueños e ilusiones y encausamos su educación hacía lo que consideramos les pueda favorecer, incluso, a lo que el adulto soñó que él podría lograr y vemos en los pequeños la posibilidad de que logren lo que yo no pude hacer.
Por otro lado, encontramos la obligación que el estado mexicano tiene, considerándose que una de las prioridades radica en mejorar la calidad y equidad de la educación y refiere el modelo educativo “…que todos los estudiantes se formen integralmente y logren los aprendizajes que necesitan para desarrollar con éxito sus proyectos de vida en un mundo globalizado, como lo exige la sociedad del siglo XXI”.
Es en este apartado en el que me gustaría detenerme un poco, y hacerle a Usted, amable lector una pregunta para usted, ¿qué es la educación integral?
En lo personal, entiendo por este concepto, el hecho de la creación de un modelo educativo en el cual se busque el desarrollo de todas las facetas y capacidades del niño, niña o adolescente, desde el poder potenciar cada una de sus habilidades, hasta la preparación que se le pueda dar para el desarrollo de su vida.
La nueva escuela mexicana, tiene como letra muerta varios objetivos, siendo algunos de ellos:
El desarrollo armónico de todas las facultades, habilidades y destrezas del ser humano;
Fomentar el respeto de los derechos, la cultura, entre otros aspectos;
Desarrollar valores como la honestidad, integridad, entre otros;
Implantación de los derechos humanos y equidad educativa.
Entre otros planteamientos que tienen más, un carácter político que formativo, empero, como podemos plantear ese desarrollo integral del niño, niña o adolescente, cuando nos hemos olvidado de que, cuando enseñas derechos humanos, es necesario hablar también de que, cada derecho humano tiene un limite y es la falta de límites la que ha llevado a la educación mexicana, a no cubrir con el aspecto de la integralidad de la educación.
Entre esos derechos humanos encontramos uno que aparece como una moda, me refiero al derecho humano a la libre personalidad, el cual se encamina a comprender la calidad de las personas, respetar su dignidad, su libre albedrío, de igual manera, se encamina a evitar los conflictos que se llegan a presentar por el nacimiento de nuevas generaciones y nuevas creencias, problemas que tendemos a estigmatizar, me refiero a la discriminación ya sea por cuestiones de género, de raza, de edad, entre otros tipos de discriminación.
Dicho derecho humano, se encuentra debidamente delimitado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ente que ha establecido que el derecho a la libre personalidad “…permite a las personas elegir y materializar sus planes de vida, según sus propias estimaciones, contando con limitantes en el libre ejercicio de sus derechos cuando se trastoque el orden público…”.
Es decir, los niños, niñas y adolescentes, no pueden hacer lo que les plazca, que es lo que les han vendido aquellos que se dedican a proteger los derechos humanos, pues se olvidan de los limites y esto nos lleva a la falta de valores como el respeto, la honestidad, entre otros, y ante la falta de tales derechos, la educación integral tiende a fallar.
Existe una institución en México, me refiero la Pentathlón Deportivo Militarizado Universitario, el cual, dentro de sus reglamentos, busca infundir en sus integrantes cuatro finalidades o aspectos básicos, siendo estos los siguientes:
La Espiritual, que comprende la integridad moral, la lealtad, el amor intenso a la patria, la fraternidad, el valor, la caballerosidad, el sentido del deber, la disciplina y el sentido estético;
La Intelectual, que alcanza un mejoramiento y ampliación progresiva de los conocimientos, buscando acrecentar el espíritu investigador;
La Corporal, que percibe la salud, la resistencia, la fuerza, la agilidad y mantiene una campaña sistemática en contra del vicio; y,
La Material, que abarca el trabajo constante, constructivo y reciente, la coordinación de esfuerzos para la obtención de máximo provecho y la cooperación y auxilios recíprocos.
Es decir, una educación integral, llena de valores, que busca la integralidad de la persona, y que bien podría tomarse como base para enfocar la educación que se imparte en las diferentes escuelas, con esto no quiero decir que, el modelo de la nueva escuela mexicana, que ha sido escrito por profesionales en la materia, esté mal, empero, el enfoque de hablar de derechos humanos, sin límites, es el que impide el crecimiento de la integralidad de la persona.
En otro orden de ideas, para hablar de educación integral, es importante entender que, la obligación del estado, radica en poner en marcha todo aquello que tiene en sus manos para que una escuela funcione de la mejor manera posible, empoderando a los docentes para que utilicen las herramientas necesarias para educar, exigiendo a los padres y madres de familia, la parte que a ellos corresponde, como el apoyar a sus hijos realizando las labores extracurriculares, enseñando valores que corresponden a la familia, y encaminando a los hijos a un desarrollo emocional basado en el respeto.
Universal: que simboliza el hecho de que, todas las personas, sin excepción, por el simple hecho de existir, tienen el derecho a la educación y la palabra todas, impone una obligación enorme al estado, pues hablar de universalidad implica ser inclusivos, algo que pocas veces observamos en escuelas públicas, pues no se encuentran preparadas para recibir a personas con capacidades diferentes, aunque, al analizar el proyecto de la nueva escuela mexicana, refieren que la universalidad es evitar cualquier tipo de discriminación por edad, cultura, raza o religión.
Inclusiva: que, como se ha referido en el párrafo anterior, debe atender a las necesidades de todos los niños, niñas y adolescentes, dada la gran exclusión social que en México existe para aquellos que tienen capacidades diferentes, máxime que, según la UNESCO por cada 10 personas en edad de complementar la educación básica, 6 no han logrado alcanzar las competencias básicas de lectura, aún así, siguen avanzando, sin que realmente cuenten con el nivel adecuado precisamente por la falta de un programa inclusivo que les permita aprender de diferente manera, es decir, que tengan igualdad de oportunidades para aprender y participar.
Pública: que consiste en crear las condiciones pertinentes que permitan al estado mexicano diseñar las condiciones que permitan el acceso de todas las mexicanas y mexicanos a una educación de calidad.
Y las últimas dos características que debe tener es la gratuidad y la laicidad, temas en los que reparare en futuros artículos.
Cierro el presente, con el punto número 23 del ideario del Pentathlón, mismo que reza: “Mejora tus conocimientos con el entusiasta esfuerzo perseverante y aplícalos en beneficio de quienes los han menester”.
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