Es bien común que estemos acostumbrados a acordarnos y pedirle de todo a Dios, más aun cuando alguna dificultad fuerte se nos presenta, cuando alguna enfermedad o cuando andamos buscando trabajo o algún problema familiar, etc., pero, por lo regular no somos lo suficientemente agradecidos, por ejemplo: por haber sobrevivido a una pandemia, sin embargo, considero que esta época es propicia para la reflexión, seguramente de muchos temas, inclusive el ser agradecidos, que importante sería para las relaciones humanas hacer del agradecimiento parte de nuestra cotidianeidad, dar gracias por la vida, la salud, la familia, el trabajo, los buenos amigos y desde luego por la oportunidad de una nueva navidad.
Pero una Navidad que, vaya más allá de lo que acostumbramos, convertirla en una fiesta, en donde prevalece el consumismo y los excesos, y que mejor cobre vigencia esa autentica navidad que nos enseña a perdonar y a saber pedir perdón, a ser generosos y fraternales, solo que a veces préstamos oídos sordos y desperdiciamos esta oportunidad para arrepentirnos de nuestras malas acciones y nos dejamos envolver por lo vano, en lugar de aprovechar la temporada para buscar que, el mejor regalo sea estar junto a nuestros seres queridos, festejando la vida, la salud, la paz, la esperanza y la alegría, sin olvidar que tal reflexión también implica no ser indiferentes con aquellos que menos tienen, los que no tienen un hogar y una familia y en la medida de lo posible y de nuestra generosidad compartamos algo de lo que, la abundancia y el niño que nos nace, nos da, incluso sin merecer.
Podemos poner una pausa a esa agenda tan ajetreada que siempre tenemos y meditar, preguntarnos por ejemplo, ¿en qué hemos fallado? e incluso recordar a nuestros seres queridos que ya no nos acompañaran esta navidad, nosotros tenemos el timón, y no importa que las olas golpeen tu barca y el viento desvíe tu navegar, cada uno somos dueños de la brújula, es tiempo de enderezar el camino, aprovechemos que tenemos vida, que se nos da una nueva oportunidad de ser y estar en familia, si tienes aun a tus padres y abuelos, abrázalos, diles cuanto los quieres, con tus hijos has lo propio, uno nunca sabe hasta cuándo estaremos aquí, espero que si seguimos en este transitar ya aprendimos que perder a nuestros seres queridos no es fácil, todos sabemos que la vida es frágil, pero desde luego no olvidemos el verdadero sentido de esta celebración, y no es que yo sea un aguafiestas, pero es tiempo de que cambiemos las cosas, la historia y realmente tener como invitado principal a quien nos nace en esta Navidad.
Su servidor y amigo GMA, le deseo una feliz navidad y le agradezco su atención a este artículo.
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